
En medio de un marco desafiante, una ola de esperanza se alza en los Centros de Inclusión Social de la Ciudad, marcando un hito en la búsqueda de proteger a los más vulnerables. Un nuevo capítulo se despliega en la historia de estos centros, que abrazan a más de 1400 personas en situación de calle. Con el inicio de la vacunación, se escribe un relato de cuidado y resiliencia, marcando un paso adelante en el compromiso de velar por los que más lo necesitan.
La primera jornada de vacunación dio sus frutos, con más de 200 personas que recibieron el escudo protector en 9 centros diferentes: Roca, Costanera, Azucena Villaflor, La Boca, Hogar Félix Lora, Amparo Maternal, Nuestra Señora del Socorro (Hogar Albisetti) y Año Santo (Cáritas). Un testimonio conmovedor de solidaridad y acción, donde cada dosis administrada brinda un paso más hacia la seguridad y el bienestar.
El Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, en colaboración con el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad, orquesta este operativo de vital importancia. Un esfuerzo mancomunado para llevar adelante la vacunación en todos los Centros de Inclusión destinados a personas en situación de calle. El propósito es claro: culminar el proceso en las semanas venideras, adaptando cada fase según la disponibilidad de dosis.
Estos Centros de Inclusión Social son faros de apoyo en tiempos turbulentos. Acogen a hombres y mujeres solos, así como a mujeres con niños y/o grupos familiares o monoparentales, con edades comprendidas entre 18 y 59 años, que enfrentan la vulnerabilidad social o la difícil realidad de la calle. Estos espacios no solo proveen refugio físico, sino también un refugio emocional. Cuentan con servicios esenciales como duchas, artículos de higiene personal y alimentación auditada, respaldada por seguimiento profesional. Pero su impacto va más allá: brindan talleres que ofrecen contención psicológica, además de oportunidades para la inserción social y laboral.
En un momento donde la protección de la salud se erige como una prioridad compartida, esta iniciativa trasciende las barreras de lo médico y abraza lo humano. Los Centros de Inclusión Social no solo resguardan cuerpos, sino también almas, actuando como faros de dignidad y respeto. El relato de esta vacunación es un capítulo de fortaleza colectiva, un testimonio del poder transformador de la colaboración en tiempos de adversidad.