
¡Déjate transportar en el tiempo y sumérgete en el legado de uno de los grandes maestros del paisaje urbano! Adéntrate en la vida y la obra de Carlos Thays, el virtuoso que teñó la Ciudad con la rica paleta de la naturaleza.
Carlos Thays, arquitecto, paisajista y urbanista con una mezcla de alma argentina y francesa, vio la luz en París el 20 de agosto de 1849. Su influencia perdura en cada rincón de Buenos Aires desde su partida en enero de 1934. Iniciado y discípulo de Édouard François André, otro titán del arte del paisajismo, Thays arribó a nuestras tierras en 1889 por una recomendación que transformaría el rostro de la Ciudad. ¿Su encomienda? Nada menos que diseñar y crear el majestuoso Parque Sarmiento en Córdoba. Fue allí donde una llama creativa fue encendida, y sus habilidades no conocieron límites.
Pero su periplo no se quedó ahí. En 1891, emergió victorioso en la competición para liderar los espacios verdes y paseos de la ciudad, una posición que sostuvo hasta 1913. A su mando, la Ciudad cobró vida y se vistió de vegetación. Su legado está impreso en 69 plazas y paseos públicos que exhalan su genialidad. Durante su etapa como Director de Parques y Paseos, entre 1891 y 1895, incorporó 22 nuevos paseos que se sumaron a los 27 ya existentes, infundiendo nuevos pulmones verdes y lugares de encuentro a la ciudad.
El episodio más celebrado de su catálogo de creaciones lo dejó plasmado en 1898: el Jardín Botánico, un rincón mágico que rinde homenaje a la diversidad de la flora tanto nacional como global. Pero el abrazo verde de Thays se extiende aún más, dejando su marca inconfundible en la emblemática Plaza de Mayo y en el glorioso Parque Tres de Febrero, también conocido como los Bosques de Palermo.
El Parque Thays es una sinfonía visual y olfativa que celebra la naturaleza. Con una visión adelantada a su época, Thays abogaba por incorporar la naturaleza en el tejido urbano. Con pasión, promovió el uso de flora autóctona del norte y nordeste del país, pintando las calles, plazas y parques con lapachos, ceibos, palos borrachos, jacarandás y tipas. Su influencia se filtra por cada rincón, embelleciendo y nutriendo a Buenos Aires tanto en su forma como en su espíritu.
Hoy, las huellas del maestro se materializan en espacios verdes que son como lienzos vivos: el Parque Barrancas de Belgrano, donde la naturaleza danza con la arquitectura; el icónico Parque Tres de Febrero, una sinfonía de verdor en el corazón mismo de la ciudad; el sosegado Parque Los Andes; el Parque Centenario, donde la historia y la recreación convergen; y el Parque Patricios, un rincón donde la creatividad de Thays aún florece.
Mientras recorres estos jardines, respira la esencia de Carlos Thays. Su arte fue más que un diseño; fue un llamado a la unión entre la ciudad y la naturaleza, una melodía eterna que sigue resonando en cada rincón verde de Buenos Aires.