Dentro del marco de la exposición Bienalsur, durante todo el mes de agosto, se desplegará la impactante obra “Intemperie”, creada por el artista argentino Carlos Gómez Centurión. A través de esta inmensa instalación, se invita a los espectadores a alejarse por un momento de las pantallas y sumergirse en una reflexión sobre la relación actual entre la naturaleza y el individuo, así como la posibilidad de estar solo y conectarse con su interior.
¿Qué es “Intemperie”?
“Intemperie” en realidad es una evolución de lo que vengo realizando desde hace bastante tiempo. Viajo a la alta cordillera para pintar con telas gigantes, y luego las concluyo en mi taller. Esa es mi forma de trabajar. Ahora estoy pintando por encima de la cordillera. Esta propuesta se basa en dos conceptos fundamentales. Uno de ellos es la perspectiva de Nietzsche y Heidegger sobre el desamparo del ser humano en el mundo contemporáneo. Heidegger incluso habla de que el ser humano está a la intemperie, arrojado (“dasein”). Y el otro concepto es el de la codicia, que ha sido desarrollado por Wagner en la Tetralogía, entre otros. Se refiere al oro del Rin y a las luchas por el poder. De alguna manera, esta obra reflexiona sobre el absurdo de estas pasiones y conflictos humanos por adquirir objetos, riquezas, oro y poder, frente al universo y el cosmos en su conjunto.
¿Cómo se plasma visualmente esta idea en la obra?
La obra se presenta como un cerramiento de tres metros de altura, con dos de sus lados cubiertos por una tela de unos 50 metros con la imagen de una montaña. Normalmente trabajo en la naturaleza, en zonas inhóspitas donde no habita el ser humano. Cuando el paisaje es interesante, llevo telas gigantes y las estampo, realizando un frottage. Lo hice en las salinas grandes de Jujuy, en diferentes montañas, y recientemente en el Cerro Mercedario, en la morrena del glaciar Mercedario. Extiendo esta tela con fijadores y agua, creando lo que yo llamo “santo sudario”, con rodillos de pintura. Un equipo de personas traza este diseño. De alguna manera, me apropié de la montaña, la traje aquí y la fijo en mi taller. Estas telas se exhiben colgadas, no como simples telas, sino como esculturas debido a su rigidez adquirida por los fijadores. Las presento con pliegues, imitando la forma de la montaña. Se encuentra una presencia real en la montaña. Normalmente miramos las montañas hacia arriba, pero en este caso, la mirada será horizontal. Hacia la dirección ascendente, hay cinco telas de 10 metros por 3 metros suspendidas desde una plataforma, directamente debajo de las vigas del edificio. Así se representa visualmente la presencia de la montaña y el cielo cósmico.
¿Qué experiencia deseas que experimente el espectador a través de esta instalación?
Esta obra busca una reflexión interna, una introspección. En la actualidad, el arte contemporáneo abarca múltiples temas, como el género, las geografías y las transformaciones, entre otros. Mi intención es inducir una introspección: ¿cómo se siente el ser humano más allá de la cultura, más allá de la sociedad, cuando se aparta de los teléfonos y las distracciones, y se queda a solas consigo mismo? No es una mirada religiosa, ya que no soy religioso, pero aspira a ser trascendental. La exposición también incluye una carpa antigua que hace referencia al refugio y las expediciones.
¿En qué consisten las expediciones?
Las expediciones son similares a las del siglo XIX o XVIII. Duran entre 10 y 20 días. En la última expedición fuimos al Valle Alto del Colorado, a 4500 metros de altitud, a los pies del Cerro Mercedario, el segundo pico más alto de América después del Aconcagua. El valle es un vasto terreno rojo furioso, rodeado de montañas que superan los 6000 metros. Las expediciones se realizan a lomo de mula, ya que es la única forma de llegar allí. Llevamos 40 mulas y baqueanos. También he viajado con artistas de otras disciplinas. Este viaje en particular, que coordino junto a una galería de Nueva York llamada CRIMART, dio lugar a un cortometraje de 12 minutos que se proyectará en la inauguración. El corto muestra el proceso de la expedición que inspiró parte de esta obra.
¿Cuál fue el resultado de la expedición en la obra?
En esa ocasión, pinté seis cuadros de dos metros de alto por tres de ancho, que forman un panorama único de 18 metros de largo por 2 metros de alto. Gran parte de esos cuadros también contienen tierra de la montaña. Incluí carbón mineral traído de la cordillera, que se adhiere a las telas, y tierra del lugar. Esta práctica, que siempre consistió en acercarme a la naturaleza, ahora se ha vuelto más profunda al incorporar los propios elementos naturales en la obra. Este ha sido el cambio más significativo en mi trabajo en los últimos años.
¿Cómo se siente estar a la intemperie?
Estás contigo mismo. Es una experiencia extraña y conmovedora. No puedo dormir seguido. Despierto cada hora para observar las constelaciones que cambian debido a la ubicación geográfica. Por la mañana, aparece Orión. Luego se desplaza y da paso a Escorpio. Ves cómo el cielo se mueve. Y realmente estás solo. En una de las telas, hay una figura única de una persona agachada. Esa es la sensación: sientes que algo se cierne sobre ti.
¿Cuál fue la experiencia más extrema que viviste en estas expediciones?
En una ocasión, estaba en la Laguna Capri, en el Chaltén, con un guía y un camarógrafo registrando, cuando caí de tres metros de altura por un barranco. Estuve inconsciente durante diez horas. Preguntaba: “¿Quién eres tú? ¿Qué hora es? ¿Qué día es hoy?” Repetía esas preguntas una y otra vez, hasta que recuperé el conocimiento. Me hice un corte que atravesaba mi labio de lado a lado. Tuvimos que descender hasta el centro médico del Chaltén a las tres de la mañana, con un frío polar. Me cosieron nueve puntos. Fue extrema porque además tuve que continuar. Tenía una importante exposición en el Palais de Glace en junio, y esto ocurrió en abril. No podía cancelar el viaje. Así que, a pesar del intenso dolor, tuve que seguir adelante.
¿Cómo te sientes al exponer en La Usina?
Me encanta este lugar, es fascinante. Lo descubrí el año pasado. Originalmente, las telas medían 4 metros, pero las hice crecer hasta 10 metros para aprovechar la magnificencia de este espacio. Hay pocos lugares en Argentina como este. La calidad de la construcción, la belleza de la arquitectura y cómo se ha adaptado para ser un centro de eventos y cultura es admirable. Para mí, es un placer, y la gente es maravillosa.
La exposición inaugurará el sábado 5 de agosto y se mantendrá abierta durante todo el mes en el Salón Mayor de nuestro edificio.