
El Autódromo “Oscar y Juan Gálvez” de Buenos Aires, históricamente conocido por su vínculo con el automovilismo, ha dado un giro trascendental al convertirse en un centro de formación profesional para los estudiantes de la Ciudad. Bajo esta nueva iniciativa, jóvenes de 5to y 6to año de escuelas técnicas especializadas en Automotores y Mecánica están realizando prácticas profesionalizantes en este icónico espacio.
Este proyecto no solo brinda a los estudiantes la posibilidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos en las aulas, sino que también les permite participar en iniciativas innovadoras. Entre las más destacadas se encuentra la construcción del primer monocasco eléctrico de Argentina, un ambicioso desafío que busca desarrollar un auto de Fórmula eléctrico, consolidando a Buenos Aires como un referente en la innovación tecnológica aplicada al automovilismo.
Además de la formación en mecánica automotriz básica y técnicas de competición, los estudiantes reciben capacitación directa de pilotos y profesionales de escuderías. Esta experiencia no solo les permite adquirir conocimientos teóricos, sino también aplicarlos en tiempo real, trabajando en mecánica de competición y en ingeniería automotriz con tecnología de última generación.
La reciente renovación del taller del autódromo ha sido clave para hacer posible este avance. Este espacio, ahora comparable a algunos de los más prestigiosos del mundo, como el de “Le Mans” en Francia, se ha convertido en un orgullo para la Ciudad y un lugar donde los futuros profesionales del sector automotriz pueden formarse y desarrollarse en proyectos de vanguardia.
El autódromo, tradicionalmente reservado para eventos deportivos, se ha transformado en un espacio clave para el aprendizaje y la proyección profesional de los jóvenes. Esta iniciativa subraya el compromiso de la Ciudad de Buenos Aires con la educación técnica, brindando oportunidades únicas que preparan a los estudiantes para los desafíos del futuro laboral, en un campo que combina tecnología, innovación y pasión por el automovilismo.
Este nuevo rol del autódromo destaca como un ejemplo de cómo se pueden aprovechar los espacios públicos para generar oportunidades formativas de alto impacto, asegurando que los jóvenes de la Ciudad estén a la vanguardia de las transformaciones tecnológicas.