En medio del cotidiano ajetreo en los pasillos de los supermercados, donde enfrentamos la elección entre abarrotados estantes y productos que capturan nuestra atención, no es infrecuente que surjan cuestionamientos con respecto a nuestras decisiones como consumidores. ¿Es apropiado pesar la fruta en la sección de verdulería antes de dirigirse a la caja, o es más adecuado delegar dicha operación a la cajera? ¿Dónde exactamente deben ser colocados los precios para garantizar su legibilidad y claridad? En este periplo a través del enigmático mundo de las compras, la entidad Defensa al Consumidor de la Ciudad asume el papel de un iluminador guía, destellando luz sobre los cimientos normativos que rigen la operatividad de los supermercados.
La escena resulta ciertamente familiar: carritos de compras colmados, corredores interminables y una profusión de alternativas en cada rincón. Sin embargo, más allá de la seducción ejercida por productos apetitosos y tentadoras ofertas, existen normativas que resulta imperativo interiorizar para transitar este vasto océano de compras con aplomo. En un gesto ejemplar, Defensa al Consumidor de la Ciudad adopta la función de erudito mentor, recordando a los ciudadanos los derechos que atesoran durante sus travesías por hipermercados, mercados y autoservicios barriales.
“En el contexto de las compras, son las pequeñas acciones las que efectivamente provocan un impacto significativo”, proclama Julia Domeniconi, Secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal del Gobierno porteño. Adquirir la habilidad de descifrar etiquetas, comprender el período de garantía de un producto, aprehender cómo deben ser presentados los productos comestibles y permanecer vigilantes respecto al desembolso final en caja, representan aptitudes que enriquecen nuestra experiencia de compra. En pos de arrojar luz sobre estos aspectos y proporcionar orientación directa, la Ciudad ha inaugurado el canal @BAconsumidor, un espacio consagrado a educar y empoderar a los consumidores.
Entre las diversas facetas de las leyes que resguardan los intereses de los compradores, emana la destacada figura del derecho a la información. La comprensión tanto de la calidad como del precio de aquello que adquirimos ostenta una importancia primordial. No obstante, con frecuencia, subestimamos detalles de naturaleza esencial. En el contexto de la sección de productos de verdulería, por ejemplo, deviene crucial la disposición de una balanza que habilite a los consumidores a pesar sus elecciones antes de alcanzar la caja. Este precepto garantiza que estemos al tanto del monto que habremos de desembolsar antes de aproximarnos a la línea de pago, sin que la premura de tiempo condicione nuestras decisiones.
La Dirección General de Defensa al Consumidor ha adoptado medidas enérgicas contra aquellas infracciones a la Ley 4827, normativa que regula la información suministrada por los establecimientos comerciales en cuestión. “Durante el transcurso del año, hemos adoptado medidas contra más de 580 establecimientos”, enfatiza Vilma Bouza, Directora del área. Las faltas incluyen la comercialización de alimentos vencidos o desprovistos de la correspondiente etiqueta, deslizamientos que no pasan desapercibidos.
Dentro de este escenario, Jorge Surín, Gerente de Lealtad Comercial de la Ciudad, enfatiza que dichas acciones convergen en la aspiración de garantizar que los consumidores sean beneficiarios de productos que satisfagan los más altos cánones de calidad. “Gran parte de las infracciones refieren a la comercialización de alimentos vencidos o etiquetas deficientes, como en el caso de quesos y fiambres. Estos artículos han sido retirados de la circulación”.
Por ende, Defensa al Consumidor provee una guía, una brújula que orienta la actuación en el supermercado, destacando los derechos fundamentales de los consumidores:
- Precios exhibidos y diáfanos: Los precios deben ser visibles, y los consumidores pueden capturar imágenes o tomar notas. Los precios exhibidos en góndolas y productos deben concordar con los precios abonados en caja.
- Información en productos fraccionados: Los productos envasados por peso han de mostrar el precio por fracción, la cantidad neta y el precio por unidad de medida.
- Disponibilidad de productos en oferta: Si un producto se agota, ello debe ser anunciado tanto en la góndola como en la entrada del establecimiento.
- Paridad de precios entre góndola y heladeras: No debe existir disparidad de precios entre productos ubicados dentro y fuera de las heladeras.
- Claridad en carne, pescado, verduras, pan y comida para llevar: Los establecimientos deben presentar productos y precios de manera destacada.
- Uso mandatorio de balanzas en secciones de productos frescos: Las balanzas deben suministrar recibos con información pertinente.
- Descuentos y cantidades en caja: Los precios exhibidos en góndolas deben armonizar con los desembolsados en caja.
- Garantía en productos, exceptuando alimentos: Artículos no alimentarios poseen garantía legal de 6 meses.
- Respeto por la privacidad del consumidor: El personal de seguridad no puede revisar bolsos o mochilas al momento de abandonar el establecimiento.
- Asociaciones de consumidores y libro de quejas: Los comercios deben contar con un libro de quejas en línea y exponer información sobre asociaciones de consumidores.
Las multas aplicadas a infractores pueden variar, sin embargo, la Ciudad se compromete a garantizar el cumplimiento de estas normativas y la protección de los derechos del consumidor. En este periplo a través de los corredores del supermercado, la Ciudad anhela ser un confidente confiable, orientando a los compradores hacia decisiones informadas y empoderadas.