
Hace 30 años, la Ciudad de Buenos Aires comenzaba su camino hacia la autonomía, un proceso que transformaría el modo en que se gobierna y toma decisiones. Este aniversario marca un momento clave para hacer un balance de los logros obtenidos y de los retos que aún quedan por enfrentar en este proceso histórico.
Avances significativos que cambiaron la vida en la Ciudad
La autonomía le otorgó a Buenos Aires la posibilidad de gestionar políticas públicas adaptadas a su realidad particular. Entre los avances más significativos, se destaca la transferencia del Subte y el Premetro en 2012, lo que permitió a la Ciudad comenzar a gestionar de manera integral su sistema de transporte. Este paso se consolidó recientemente con la incorporación de las 31 líneas de colectivos que antes dependían de la Nación, permitiendo un sistema de movilidad urbana más eficiente y ajustado a las necesidades porteñas.
Otro hito importante fue la creación de la Policía de la Ciudad en 2016. La consolidación de un cuerpo de seguridad propio, junto con la formación de bomberos y personal en el Instituto Superior de Seguridad Pública, permitió fortalecer la seguridad en el distrito, alcanzando estándares que han sido reconocidos a nivel regional. La autonomía, en este caso, ha sido crucial para mejorar la capacidad de respuesta ante las demandas ciudadanas en temas de seguridad.
Los desafíos que aún enfrenta la Ciudad
A pesar de estos avances, la autonomía de Buenos Aires todavía tiene tareas pendientes. Entre los desafíos más urgentes se encuentra la transferencia de la administración del Puerto de Buenos Aires y de la Terminal de Ómnibus de Retiro, áreas clave para la gestión del transporte y la economía porteña que continúan bajo la órbita nacional. Asimismo, la Ciudad busca tener un control pleno sobre el Registro de la Propiedad Inmueble y avanzar en competencias relacionadas con la supervisión de la salud pública, aspectos esenciales para una gestión más autónoma y eficiente.
La relación entre la Nación y la Ciudad ha sido central en estos 30 años, y el camino hacia una autonomía plena requiere de una mayor cooperación entre ambos niveles de gobierno. Las diferencias políticas han dificultado en ocasiones el avance en temas clave, pero el diálogo y la búsqueda de consensos siguen siendo fundamentales para el crecimiento local.
Mirando hacia el futuro: una Ciudad más libre y global
A 30 años de haber comenzado este proceso de autonomía, Buenos Aires se proyecta como una ciudad más libre y capaz de tomar sus propias decisiones. Sin embargo, queda claro que el camino hacia una independencia total en la gestión aún no ha terminado. El compromiso de seguir trabajando por una autonomía que permita consolidar a la Ciudad como un modelo global es parte de la agenda futura.
Buenos Aires continúa siendo un símbolo de diversidad cultural, tolerancia y progreso. La autonomía que se empezó a construir hace tres décadas ha sentado las bases de un futuro dinámico y prometedor, en el que cada porteño pueda vivir en una ciudad que refleje sus valores y aspiraciones. Pero el trabajo por una mayor autonomía y la defensa de los intereses locales es una tarea que debe continuar, siempre en busca de una Buenos Aires más fuerte, inclusiva y competitiva a nivel mundial.