
Tras más de 30 años en Buenos Aires, fue llevada a un santuario natural. Se consolida así el nuevo perfil del Ecoparque porteño, centrado en la conservación y el bienestar animal.
La Ciudad de Buenos Aires despidió esta semana a Pupy, la última elefanta que permanecía en el Ecoparque, quien ya se encuentra en su nuevo hogar: el Santuario de Elefantes de Brasil. El traslado marca otro paso en la transformación del ex zoológico porteño, que desde 2016 abandonó el viejo paradigma de exhibición animal y avanza hacia un modelo centrado en el rescate, la educación ambiental y la reinserción en hábitats adecuados.
Pupy llegó al antiguo zoológico en mayo de 1993 y durante más de tres décadas vivió bajo el cuidado de un equipo especializado. Su traslado, que implicó un operativo de más de 2.700 kilómetros sin necesidad de sedación, fue realizado junto con la Fundación Franz Weber y el Santuario brasileño, con participación de más de 25 profesionales.
La elefanta estaba acompañada hasta el año pasado por Kuky, su compañera de especie, quien falleció luego de recibir atención constante durante 31 años. A partir de ese momento, el equipo del Ecoparque se enfocó en garantizarle a Pupy una transición segura hacia un entorno más acorde con sus necesidades.
“La historia de Pupy refleja un cambio de época en la relación entre las ciudades y la vida silvestre. Hoy el Ecoparque no es un lugar de exhibición, sino un espacio dedicado a la conservación, el rescate de fauna autóctona y la concientización ambiental”, destacaron desde el Gobierno porteño.
Desde el inicio de este proceso de reconversión, ya se han concretado más de mil traslados de animales hacia santuarios o reservas naturales, lo que convierte al caso de Pupy en parte de un camino más amplio: el de una ciudad que redefine su vínculo con el mundo animal, apostando al respeto y la sostenibilidad.