
En un hito que trasciende las divisiones políticas, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, presentó con orgullo un logro monumental: un marcado descenso en la tasa de mortalidad infantil de la Ciudad. En un evento lleno de significado, compartió cifras que hablan de compromiso y dedicación en favor de los más vulnerables.
Las palabras del líder resonaron con una contundencia que trascendió las diferencias políticas. “Este desafío no entiende de banderas políticas, de chicanas ni de grietas, nos tiene que involucrar a todos”, declaró con determinación. Era un llamado a la unidad en pos de un objetivo compartido: la protección de la vida más frágil y preciada.
Los números hablaron por sí solos. La tasa de mortalidad infantil se redujo a 4,4 fallecidos por cada mil nacidos vivos, un sorprendente descenso desde los 7,9 de 2007. Las defunciones en 2021 se redujeron a 113, la mitad de las registradas en 2019, un año que marcó un punto de inflexión en la búsqueda de mejoras.
Rodríguez Larreta se convirtió en el portavoz de un logro colectivo. En su mensaje, expresó la profundidad del dolor que supone perder a un hijo en la primera infancia y afirmó que la lucha contra la mortalidad infantil es una prioridad que une a todos, ya que cada bebé perdido deja un cúmulo de proyectos truncados y familias devastadas.
La historia de este avance se remonta al 2007, cuando el Gobierno de la Ciudad asumió el compromiso de abordar la preocupante tasa de mortalidad infantil. A lo largo de cuatro gestiones, el trabajo colaborativo y coordinado entre diversas áreas llevó a un descenso significativo en este índice alarmante.
La Ciudad, en palabras de Rodríguez Larreta, alcanza ahora la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia. Este logro es resultado del esfuerzo y dedicación de un equipo comprometido con el bienestar de las madres durante el embarazo y la etapa postnatal. Un esfuerzo que no se detiene, ya que, como enfatizó el líder, mientras un solo bebé muera por una causa evitable, la lucha persistirá.
El camino hacia esta reducción significativa se trazó con políticas públicas integrales, incluyendo equipos médicos dedicados a controles de embarazo, seguimiento de bebés prematuros, campañas de concientización, distribución de métodos anticonceptivos y la creación de centros de primera infancia. El compromiso se reflejó en cifras y mejoras tangibles.
El jefe de Gobierno remarcó su orgullo y compromiso personal: “Como padre, como Jefe de Gobierno y como persona, me enorgullece saber que estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para que todos los chicos que nacen lleguen a casa sanos y fuertes para vivir una vida plena”. Esta misión se extiende más allá de las cifras, hacia la creación de igualdad de oportunidades y una infancia sin necesidades.
El desafío, según Rodríguez Larreta, va más allá de cualquier facción política. Es una cuestión de Estado y un llamado a la acción conjunta. El descenso de la mortalidad infantil se vincula con el desarrollo del país, la reducción de la pobreza y la mejora de la calidad de vida. El líder concluyó con una promesa: “Estoy seguro de que vamos a dar la pelea en toda la Argentina y de que la vamos a ganar. Porque está demostrado que con planificación, con trabajo serio y con esfuerzo, los resultados llegan”.
Este logro, esta transformación de números a vidas protegidas, es una prueba de la capacidad humana de superar desafíos cuando se unen los esfuerzos. Es una lección de unidad y dedicación en favor de un bien común invaluable: la vida de los más pequeños y vulnerables.