
Las gélidas ráfagas de viento que se cuelan por las calles de la Ciudad de Buenos Aires añaden un nuevo desafío a la ya compleja coyuntura de la pandemia. Mientras los hospitales luchan con la saturación de pacientes afectados por el COVID-19, el frío invernal también hace su impacto sentir. Con esta preocupación en mente, el Gobierno de la Ciudad tomó acción y lanzó el Operativo Frío, una iniciativa encabezada por la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat.
La relevancia de este plan no puede ser subestimada. El cruce entre el embate del virus y las bajas temperaturas plantea una doble amenaza para los más vulnerables. En este contexto, el lanzamiento del Operativo Frío fue llevado adelante con la participación clave del ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, y figuras representativas de distintas instituciones religiosas y sociales.
Monseñor Jose Baliña, vicepresidente de Cáritas Argentina, el pastor Osvaldo Carnival de Catedral de la Fe, y Mariela Fumarola de Red Solidaria se unieron a este esfuerzo conjunto. Asimismo, el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes se hizo presente a través de la vicepresidente, Adriana Martinez Bedini, y el equipo de la Dirección General de Servicios de Atención Permanente.
En un instante en que la unión y la solidaridad son más vitales que nunca, la Ciudad dispone de un total de 32 centros de alojamiento permanentes, y 3 centros de emergencia que han estado funcionando desde los albores de la pandemia (Parque Roca I, II, III). En conjunto, estos ofrecen 2492 plazas de resguardo. Sin embargo, estos refugios son más que simples lugares para descansar: cuentan con servicios esenciales como duchas, elementos de aseo personal y 4 comidas diarias. Además, se brindan talleres para la contención psicológica, la inserción social y laboral, así como oportunidades de revinculación familiar.
En el corazón de esta iniciativa se encuentran más de 570 trabajadores del BAP y los Centros de Inclusión, cuyo compromiso se refleja en su abordaje diario. En un cruce de necesidades y recursos, el Operativo Frío se convierte en un faro de esperanza, proveyendo no solo protección contra las inclemencias del tiempo, sino también un apoyo integral para las personas más necesitadas en estos momentos difíciles.