Un lento y cauteloso recorrido de un conductor de taxi en las transitadas esquinas de la avenida Chiclana y Caseros no pasó inadvertido para los atentos oficiales de la brigada, pertenecientes a la comisaría comunal 5, que estaban realizando su patrullaje de rutina.
Esta escena atrajo su atención debido a que el taxista parecía hacer caso omiso a los gestos y señales de posibles pasajeros que buscaban su servicio. Actuando con su habitual diligencia, los oficiales procedieron a detenerlo y le solicitaron la documentación del vehículo.
Sin embargo, lo que parecía ser un simple control de rutina rápidamente se convirtió en algo más. La documentación presentada por el conductor fue sometida a escrutinio y se descubrió que era falsa, generando así la necesidad de una acción más seria.
La causa fue inmediatamente transferida a la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas 20, bajo la dirección del doctor Juan Ernesto Rozas y la Secretaría del doctor Gervasi. Tras un minucioso análisis de los hechos, se tomó la decisión de imputar al conductor, un ciudadano boliviano de 41 años, por la situación presentada. Además, se procedió al secuestro del vehículo involucrado en el incidente.
Este caso demuestra cómo la vigilancia activa de las fuerzas de seguridad puede llevar al descubrimiento de situaciones inusuales y, a veces, ilícitas. La rápida respuesta y el análisis exhaustivo de la documentación resultaron en la identificación de una falsificación y en las acciones judiciales correspondientes.