
Con la llegada de la primavera, los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires vuelven a enfrentarse a un problema recurrente: las alergias que provoca el polen del llamado árbol del banano, una especie que abunda en las veredas porteñas.
Su nombre científico es Platanus × hispanica, aunque popularmente se lo conoce como banano o plátano de sombra. Se trata de un árbol de gran porte, introducido en Buenos Aires a fines del siglo XIX por su rápido crecimiento y su capacidad de dar sombra en avenidas y parques. Su resistencia a la contaminación urbana y su fácil adaptación hicieron que se plantara masivamente, al punto de convertirse en una de las especies más representativas del arbolado público de la ciudad.
Sin embargo, lo que alguna vez fue una solución urbanística hoy se convirtió en una fuente de molestias para miles de personas. Durante la primavera, el banano libera una gran cantidad de polen y pequeñas fibras que se dispersan en el aire, provocando estornudos, picazón en los ojos y dificultades respiratorias en quienes sufren de alergias.
Según especialistas en salud, la concentración de polen en esta época del año explica por qué cada vez más porteños consultan por síntomas alérgicos. A pesar de ello, la presencia del banano en la ciudad es difícil de revertir: su sombra, su longevidad y el valor histórico que representa mantienen a esta especie como una protagonista del paisaje urbano.
El debate está abierto: ¿priorizar la tradición y la identidad del arbolado porteño, o avanzar hacia una diversificación de especies que reduzca el impacto en la salud de los vecinos? Mientras tanto, con la primavera ya instalada, las recomendaciones médicas apuntan a evitar la exposición prolongada en calles arboladas, mantener los ambientes ventilados y consultar ante los primeros síntomas.